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jueves, 29 de julio de 2010

Chihuahua, Chih.

Luego de una prolongada ausencia, el blog recobra vida. Así que esta entrada tendrá un poco de todo, es decir, un recuento de los daños desde que inició el viaje a las 5:00 a.m. el jueves 24 de junio hasta el retorno forzado a Chihuahua. No está de más decir que la fecha de inicio no será olvidada.


24 de junio de 2010


24 de julio de 2010

1. Me gustaría comenzar recordando la primera decisión "fuerte" que se tuvo que tomar apenas el tercer día de recorrido si no me equivoco.
Cambiar los tenis por espacio para transportar más agua, lo que en otras palabras significa: prioridades en el viaje; viajar ligero; desechar lo que no sirve. Y es que, no hay mucho que explicar cuando se rueda bajo un sol nada compasivo, con un par de tenis y sin espacio para más agua. Lo más viable pues, era regalar los tenis, y así se hizo.


Instalando el campamento por primera vez.

2. Considero verdaderamente necesario hacer una mención especial a los traileros que han compartido camino, carretera, autopista, espacio, con nosotros. La inmensa mayoría se han portado realmente respetuosos con quienes viajamos en dos ruedas. ¡Gracias! A los automovilistas particulares, (muy) bien les vendrían algunas lecciones de estos gigantes del asfalto.


El primer campamento.

3. Me permito hacer espacio para mencionar a dos choppers que en el camino al estado de Guanajuato se detuvieron para charlar un poco. Plática que terminó prolongándose durante casi una hora. Al final del encuentro, la pareja de choppers se aferró a cooperar con el viaje proporcionando $30 pesos. Todos los intentos por disuadirlos fueron en vano y al final, ese dinero fue bien recibido. Un abrazo para ellos.


La familia Kuni

4. Llega también a la memoria la señora que nos convidó de su comida en las aguas termales que se encuentran en San Miguel de Allende, Escondido Place. Recuerdo que se acercó a inquirir sobre nuestro origen y destino. Después de una brevísima plática se acercó con un plato repleto de arroz, una chuleta, tortillas y una salchicha para asar. Luego de un rato se aproximó de nueva cuenta con dos manzanas, chicharrones, aguacates, huevos cocidos y uvas. Y para cerrar, pastel y refresco.
Les menciono que en esa ocasión, yo sólo llevaba atún, jugo, agua y galletas.

5. En la peregrinación cilicsta que va de Querétaro a la Basílica de Guadalupe, conocimos a "El Puma". Hombre alto, de unos cuarenta años, moreno, atrabancado y con un gusto especial por el estado grande. Cuando se enteró del recorrido que veníamos realizando se abocó a darnos recomendaciones y a procurarnos.
Aclarando que nunca intercambiamos nuestros nombres, les comparto que en una ocasión se escuchó un grito en pleno campamento: "Chihuahua, aquí hay comida"; en otra, "Chihuahua, allá están los baños por si quieres tirar shower"; después, "Cuando llegues al D.F. ponte trucha Chihuahua"; finalmente, "Chihuahua, luego nos vemos por tu tierra, cuídate mucho".
Sólo me resta decir que siempre quise un apodo tan chido y tan espontáneo como el que me puso El Puma. Obviamente yo tampoco conozco su nombre; no hace falta, con su apodo es más que suficiente.


Con el Bonito en Chihuahua

6. Por último, para quienes no han estado al tanto del blog, actualmente estamos en Chihuahua debido a una urgencia familiar. En unas semanas más retomaremos el viaje desde el Distrito Federal, ya que todo el equipo y la bicicleta se encuentran allá (Gracias Chema).

Saludos desde Chihuahua.

viernes, 23 de julio de 2010

Segunda llamada... Segunda.


La Torre Latinoamericana desde Bellas Artes

El domingo 18 de julio, la hora de arranque fue peculiarmente temprana, ya que se debía concluir con la peregrinación tempranotres de la mañana. El campamento fue debidamente levantado para partir dos horas más tarde. Proseguimos todos los ciclistas hasta llegar a la Basílica de Guadalupe y de ahí me despedí del pequeño grupo al que pertenecíamos. Ya solos, avanzamos por Av. Misioneros y antes de llegar a Paseo de la Reforma nos topamos con un ciclista que nos ofreció indicaciones para llegar a Bellas Artes.


En Chapultepec

Sin embargo, después de varios semáforos coincidimos nuevamente y comenzó la plática.


Monumento a los defensores de la patria

Para nuestra sorpresa, Paseo de la Reforma estaba cerrado a los vehículos y se encontraba destinado para uso exclusivo de peatones y ciclistas. Así que Antonio se ofreció a darnos un tour por esta avenida y por el bosque de Chapultepec.


Paseo de la Reforma

Después de rodar un rato con Antonio, partimos rumbo al Hostal Los Virreyes para hospedarnos, ya que hasta ese momento no contábamos con alguna persona que nos pudiera recibir en su casa.


Hostal Los Virreyes

Por la tarde, surgió la maravillosa idea de ir a caminar por la Alameda Central y, para hacer la tarde perfecta tuitear desde ese atiborrado lugar. Pues la consecuencia fue un intento de asalto. El botín buscado: iPod. No pasó del intento y algunos rasguños.
A la tarde siguiente nos mudaríamos hasta Xochimilco con el buen Chema, quien amablemente nos recibió en su hogar. Podríamos pasar horas recontando todos los conocimientos tecnológicos que compartió Chema, pero no es la ocasión.


Bellas Artes desde Av. Benito Juárez

El martes tuvimos la oportunidad de pasear con Sandra, una chava bellísima, con una actitud siempre abierta a ayudar y, por supuesto, a rodar. Ella nos llevó a visitar Ciudad Universitaria y Coyoacán.
El 21 de julio todo transcurría en calma. Una fortificante comida en el mercado, una nieve y una caminata de regreso a casa. Cuando ya estábamos en casa recibimos una llamada de mi madre.


Con Padilla

Así que, sin abundar en detalles sobre la llamada, sólo anotaremos que escuchar la voz de mi padre ayudó a que en menos de un minuto se tomara la decisión: el retorno a Chihuahua era impostergable y debía realizarse de inmediato. Así pues, la situación se comentó con Chema y accedió a cuidar la bicicleta y el equipaje hasta nuestro retorno para continuar nuestro viaje...

Primera llamada... Primera


Santos Peregrinos

De la ciudad de Querétaro partimos con rumbo a San Juan del Río el viernes por la tarde. La rutina se repetía: llegar, reconocer la ciudad, instalarnos y salir a caminar y cenar antes de volver al hotel. La noche transcurrió de manera normal. Es decir, a la mañana siguiente había energía suficiente para llegar al Distrito Federal. Sin embargo, al día siguiente recibí una llamada de mi mamá. El motivo no podía ser más desalentador.

Tepeji del Río

Mi papá se encontraba "un poco delicado". Así que ella sólo me ponía al tanto pero no significaba suspensión inmediata del viaje, aunque esa posibilidad quedaba latente. No puedo negar que en el camino imaginé la idea de suspender el viaje y asegurarme de que mi papá se encontraba bien. Tampoco negaré que pensar en lo anterior me producía una desgarradora tristeza; al grado de dejar en la carretera algunas lágrimas de una posible frustración.


Rumbo a Cuautitlán Izcalli

Después de varias horas de un ruedo lento y desganado aparecieron varios ciclistas. Luego más y poco después, cientos más. Era la peregrinación de ciclistas que viajan desde México a la Basílica de Guadalupe. Rodar junto con cientos de ciclistas por la carretera nos llenaba de una rara alegría, incluso nos sentíamos más seguros.


Punto MALO. Terrible.

Con tanto ciclista era tan difícil ser el último como lo era ir en la punta. Casi me atrevo a asegurar que éramos más de mil ciclistas.


Campamento en Cuautitlán Izcalli

Después de una jornada de más de seis horas de rodar llegamos a Cuautitlán Izcalli, a una secundaria que fungía como albergue para nosotros los peregrinos (yo siempre supe que era Guadalupano, jeje). Ahí nos ofrecieron una DELICIOSA cena y un lugar para armar el campamento. Al día siguiente... Distrito Federal.


Mil gracias a Anthon y Gonzalo quienes de inmediato procuraron a mi familia. Hermanos.

miércoles, 21 de julio de 2010

San Miguel de Allende - Querétaro


Cerro de las Campanas. Capilla en honor a Maximiliano

El jueves 15 de julio era la fecha dispuesta para partir de San Miguel de Allende. A medio día desayunamos, y a la una treinta de la tarde, el centro de esta hermosa y tranquila ciudad quedaba, literalmente abajo. Después de haber recorrido 20 kms apareció a un lado de la carretera una pequeña mesa con varios frascos de miel, así que la necesidad de energía nos obligó a realizar una breve pausa en el trayecto. El señor, como todos, aseguraba que su miel era virgen 100%. En fin, se le concedió el beneficio de la duda y la compra se concretó rápidamente.
A las cuatro treinta de la tarde, se asomaba ya la parte conurbada de Querétaro, donde aparecían imponentes las enormes fábricas, acompañadas de miles de obreros a las afueras. Hormigueros urbanos.


Richi (playera café) con toda la banda.

La travesía se complico un poco para llegar al centro de la ciudad; coches entrando y saliendo de los principales accesos viales a no menos de 70 kms/h. Lugares en donde las bicicletas y peatones no son requeridos y por lo tanto no respetados y en consecuencia casi invisibles.
Una hora más tarde de haber transitado por la zona industrial, el centro histórico hacía acto de presencia y la Plaza de la Constitución fue escenario de la bondad y la solidaridad humana. Sin un lugar donde pasar la noche y con el sol amenazando con descender en un par de horas, apareció "Richi", un perfecto extraño en ese momento. Después de conversar con él por poco más de 40 minutos hizo el preciado gesto de invitarnos a dormir a su casa, poniendo a nuestra disposición su patio para instalar el campamento. El traslado fue cuestión de una hora, a pie, a la colonia Lázaro Cárdenas. Qué decir de los amigos de Richi; sencillos, acomedidos, y con debrayes interesantes.


Plaza de la Constitución.

Gracias a todos ellos por la maravillosa acogida.
Disfruten las pocas imágenes que podrán ilustrar el recorrido por la ciudad.

Saludos, abrazos y más...

miércoles, 14 de julio de 2010

San Miguel de Allende, Gto. ¡Vámonos al Kuni!




Presa Allende


Presa Allende



Mirador



Mirador

Como ya es costumbre, salimos de Guanajuato al medio día con destino a San Miguel de Allende, la distancia marcada eran 85kms, si bien no es una distancia larga, tampoco es demasiado corta. Además, la lección sobre los caminos de Guanajuato seguía presente. Afortunadamente y, a pesar de varias subidas pronunciadas, en el camino no se presentaron mayores complicaciones; así que, para las cuatro treinta de la tarde ya estábamos entrando en la ciudad. Andrés era la persona indicada para hospedarnos, sin embargo, perdimos el contacto y nos vimos obligados a buscar un hostal para pasar la noche.


Hostal Alcatraz

Gracias a las indicaciones de varias personas encontramos el hostal Alcatraz, ubicado en la calle Relox #54, contando con instalaciones limpias y seguras y una atención excepcional a un precio a nuestro alcance, $120.
El lunes contactamos a Paty, mamá de Andrés y nos indicó la dirección a donde podíamos pasar para hospedarnos. Así lo hicimos y desde aquí llenamos de vida este blog. Y vaya vida.
La historia de Andrés es bastante peculiar; a los 19 años se encontraba viajando por África, conociendo varios países y estudiando percusiones. Se nota que su mirada busca paisajes distintos, que no puede permanecer en un mismo sitio por mucho tiempo, que busca olas dignas de ser "surfeadas", y claro, plazas en donde retumben sus percusiones.


Campamento en Escondido Place

El cabalístico martes 13 estuvimos de visita en Escondido Place, aguas termales enormes y limpísimas en donde nos permitieron acampar; ya se imaginarán.


El campamento

Nadie más en el lugar, con una alberca al aire libre con agua caliente, lo que eran por lo menos cincuenta luciérnagas y una noche tremendamente estrellada.


Escondido Place

Sí, están pensando lo mismo que yo, a la velada pudo habérsele añadido algo más.

Hoy volvimos a la casa de Andrés y familia y disfrutamos EN FAMILIA de un desayuno que incluyó desde fruta hasta tamales de chile colorado, licuados, jugos, pan francés y las famosas enchiladas Kuni.
Después podrán observar a Andrés tocando su tambor y a Arnulfo, su hermano, en acción con el ngoni.

Recomendación: si ustedes están de visita por San Miguel de Allende, visiten Kuni Doni. Hasta les puede tocar una de las presentaciones de fusión de ritmos: jazz, salsa, africana, cubana, brasileña y más...
Ubicación: Salida a Celaya #24
kunidonirestaurante@gmail.com

Siguiente parada: Querétaro, Qro.

Saludos desde San Miguel de Allende, Gto

sábado, 10 de julio de 2010

Guanajuato, Gto.


No necesito decir dónde la tomé, ¿verdad?


Teatro Juárez




¿Recibirías en tu casa a un sujeto que dice venir en bicicleta desde Chihuahua? ¿Le obsequiarías a esa persona un lugar seguro donde pasar varios días? Más aun. ¿Le dejarías tu casa por completo para que él se quede los días que necesite? Todo lo que sostiene a ese ciclista como una "buena" persona es su blog y ni siquiera eso puede ser garantía de que no va a vaciar tu casa. ¿Cierto?
Pues el valiente Beto se atrevió a recibirnos y a DEJARNOS LAS LLAVES DE SU CASA, pues él debía partir al día siguiente a Querétaro. Después de recibirnos con pizza, cerveza y fruta, conversamos un poco y ya al filo de la media noche, a dormir. A la mañana siguiente, nos despedimos y no nos volvimos a ver. En ese momento me di cuenta que no era una broma de Beto el dejarnos las llaves de su hogar.


Vista desde la Alhóndiga

El jueves 8 de julio me levanté casi a las dos de la tarde; una hora después ya estaba caminando por las calles del centro con el estómago vacío, pues no me decidía por un restaurante que me pareciera lo suficientemente barato de acuerdo a mi bolsillo. Al fin, a las 7 p.m. di con un pequeño lugar, "Fonda Antigua" decía el letrero. y al nivel de la calle había un pizarrón anunciando una comida de cuatro tiempos: sopa, ensalada, plato fuerte y postre; agua fresca natural incluida. Todo por $50. El lugar es ampliamente recomendable y el trato de Leticia García, la propietaria dejará satisfecho a los más exigentes.


Fonda Antigua



Después de la comida-cena siguió una larga caminata por el centro histórico, donde ya se escuchaban las roncas voces de los integrantes de las estudiantinas y la algarabía de la gente que se entregaba al nocturno festejo.


Universidad de Guanajuato


En la Casa-Museo de Diego Rivera

La caminata del viernes por el Centro Histórico estuvo acompañada por museos: La Alhóndiga y la Casa-Museo de Diego Rivera. Ambas visitas no del todo placenteras. En el primero porque cinco salas se encontraban en reconstrucción. En el segundo, la guía realizó algunos juicios de valor sobre la vida personal del muralista, en particular sobre su actividad sexual, cosa que nos obligó a alejarnos inmediatamente del grupo de visitantes.
En la noche volvimos a caer a Fonda Antigua a degustar las enchiladas mineras, las cuales se preparan con una salsa hecha de chile guajillo y son acompañadas con papas, zanahorias y una pieza de pollo guisada o frita. Deliciosas.


No podía faltar

Al otro día, la consigna era probar probar las mismas enchiladas en el Mercado de Hidalgo para comparar los dos sazones. Buen sazón en ambos.
El sábado, la comida durante todo el día fue fruta. En esa misma tarde tomamos un tentempié para asistir al Museo de las Momias de Guanajuato, el cual me pareció caro para un paseo corto, que bien se puede realizar en diez minutos. Claro que ignoro cuánto cueste mantener a las momias bien paraditas.
Para la última noche en Guanajuato, la opción para la cena era El gallo pitagórico, restaurante con comida mediterránea, sin embargo, el servicio fue lento, poco atento, la selección de comida reducida y, finalmente tardamos mucho en comer. En fin.
Al día siguiente no se podía hacer menos que dejar en buenas condiciones la casa de Beto, así que la barrida, trapeada y limpiada de muebles precedió nuestra partida.
Sin palabras Beto, ¡¡¡gracias!!!

Siguiente destino: San Miguel de Allende.


Dejando todo limpio

Saludos desde el resstaurante Kuni Doni en San Miguel de Allende, Gto.

Dolores Hidalgo - Guanajuato




Dolores Hidalgo, Gto. 7 de julio de 2010.

Todo el día transcurrió medio nublado. El único calor que se podía sentir era el de cierta actividad física que conllevara algún movimiento ininterrumpido. A las dos de la tarde quedaba todo listo para que pudiéramos proseguir con nuestra actividad de nómadas, sin embargo, y como me veo obligado a repetir, en los viajes siempre aparecen detalles de último momento; así que la atención se volvía a centrar en mi compañera. Ya con todo en orden fuimos a comer con la hermana de nuestro anfitrión, quien no se cansó de decirnos durante la comida, "debiste buscar patrocinios". Agradable plática con ella, de hecho, ella fue la única persona que nos advirtió que tuviéramos cuidado con la ruta que habíamos elegido: Guanajuato por la sierra.



Sierra guanajuatense

Después de la despedida de ella y de Luis, otro de los hermanos de Miguel, acudimos a las oficinas del municipio a despedirnos de quien, en ese punto, dejaba ya de ser nuestro anfitrión.
Al fin comenzaba la carretera, una carretera de subidas, de curvas y muy pocas bajadas. ¿La hora de arranque? Cinco treinta de la tarde, al fin y al cabo sólo eran cincuenta kilómetros. Después de dos horas de camino, los estragos de la altura aparecían por primera vez en todo el viaje. el mareo y las náuseas se hospedaban en mí sin mucho ánimo de desaparecer.



Al otro lado de la carretera

Conforme más se recorría, más lenta se volvía la marcha y, por segunda ocasión descendí de la bicicleta para continuar a pie. Kilómetros a pie.
Al caer la noche los nervios armaron un trío dentro de mí, pues ni el mareo ni las náuseas habían cejado en su empeño de mermar el viaje.
Con la angosta carretera y la oscuridad casi total la tensión era permanente. Apenas se escuchaba algún motor o se divisaba alguna luz cercana era señal de que debíamos bajar de la carretera para no ser arrollados. Gran problema, ya que en plena carretera sierreña no siempre existía espacio más allá del exclusivo para los vehículos. Ningún espacio. ¿Alguna solución? O acelerábamos el ritmo o nos orillábamos lo más posible con las manos y los dientes apretados, como si de los dientes y de las manos dependiera nuestro futuro inmediato, el futuro de cinco segundos después que se transformaba casi de inmediato en presente y en un "ya pasó".



En pleno camino

Las subidas se convirtieron en bajadas a casi diez kilómetros para entrar a Guanajuato.
Las luces de la ciudad dieron el aviso de que nuestra actividad nocturna estaba casi completa. Ahora debíamos rodar otros diez kilómetros más para llegar con nuestro siguiente "protector", Beto...


Ya en casa de y con Beto

jueves, 8 de julio de 2010

Dolores Hidalgo, Guanajuato


La primera mala noticia del viaje: los lentes habían desaparecido. Y es que, a nuestra llegada a San Felipe los puse en el porta-ánfora (un lugar bastante inseguro, por lo visto) y no volvieron a aparecer.
En punto de las 2:00 p.m. del lunes 3 de julio llegamos a Dolores Hidalgo y la verdad es que me cuesta trabajo llamarlo "pueblo", ya que es demasiado grande para serlo. A pesar del tamaño de esta ciudad se siente una tranquilidad al rodar y caminar por sus calles, a pesar del bullicio diario es una ciudad que bien puede cumplir la misión de relajar al turista. La plaza principal es de lo más pintoresca que se puedan imaginar, llena de globos, nieves exóticas y gente, mucha gente. Para esperar a nuestro anfitrión, decidimos entrar a comer al restaurante del Hotel El Caudillo. Bellísimo restaurante con una comida económica y deliciosa sin dejar atrás el excelente servicio y la conectividad a Internet tan necesaria para nosotros. Así pues, disfrutamos de una cerveza, una tostada de jamón con crema y verdura, un consomé, una pechuga de pollo y cerramos con un flan de café.

Restaurante El Caudillo

Después de la comida llegamos a la casa de Miguel, quien nos presentó a su familia; después de un baño y un breve descanso nos fuimos a los tacos "El trompo" acompañados de Juanjo, también tuitero y couchsurfero.
Al día siguiente, y ya solo, me dediqué a pasear por la ciudad, por su plaza y no pude resistirme a probar la nieve "Beso de ángel". Por la tarde, Miguel y yo fuimos a la presentación de Nuestra Belleza Guanajuato donde conocí a Javier Zamarripa, director del deporte del ayuntamiento, una finísima persona.
Casa de José Alfredo Jiménez

El martes era nuestro último día en Dolores, así que decidí irme al Bar 1810. Miguel llegó un poco más tarde, en pleno aguacero.
El miércoles, último día en Dolores Hidalgo, pasamos a despedirnos de Miguel a las oficinas del ayuntamiento. Ahí conocimos al alcalde, el Dr. Pablo González Cansino, quien hizo un espacio para recibirnos y platicar con nosotros. De ahí... A Guanajuato, Gto. por la sierra.


De salida rumbo a Guanajuato, Gto



Con el alcalde, Dr. Pablo González Cansino



Con el alcalde y Miguel

Un agradecimiento especial a Miguel, quien nos hospedó desinteresadamente en Dolores Hidalgo, Gto.


Saludos desde Guanajuato, Gto.