En la gasolinera de Cuencamé
Nuestra morada por esa noche en Cuencamé
El martes 29 de junio recorrimos la ruta de Cuencamé a Río Grande. Aquí inició la aventura de la "súper carretera" que, como muchos de ustedes saben no es lo uno ni lo otro. Basta describirlo como un camino que comunica a las población de Cuencamé, Dgo. con Río Grande, Zac. 
Dimos inicio a las 6:00 a.m., después de haber dormido como reyes acompañados del velador de la gasolinera en la que nos hospedamos a sugerencia de los mismos trabajadores de esa expendedora de combustible. Para no hacer muy cardiaca esta narración, les comentamos que sufrimos nuestra segunda ponchadura después de haber recorrido apenas 5 kms. Después de media hora de solucionar el problema rodamos un poco y nos encontramos con el comedor de Doña Mary, Doña Merry para los íntimos. Ella nos trató de maravilla con unos huevitos con jamón y una quesadilla. Al terminar, nos subimos de nuevo a la carretera y, en medio de la lluvia, bendita lluvia, comenzamos a rodar con todas nuestras energías puestas en salir de Durango. Al filo del medio día entrábamos a tierras zacatecanas y nos aproximábamos al poblado de Juan Aldama, al cual por fin entramos a las 14:00 hrs. Comimos un rico caldo de verduras y guisado con frijoles. Deliciosa comida. En punto de las 15:30 horas reiniciamos hacia Río Grande, ubicado a 65 kms de Juan Aldama, así que dispusimos de todo lo necesario para llegar antes del anochecer. Y sí; lo logramos y hasta tiempo nos quedó para presenciar el segundo cierre de campaña para estas elecciones (no pregunten de qué partido era. Ahora más que nunca, todos nos parecen IGUALES).
Dimos inicio a las 6:00 a.m., después de haber dormido como reyes acompañados del velador de la gasolinera en la que nos hospedamos a sugerencia de los mismos trabajadores de esa expendedora de combustible. Para no hacer muy cardiaca esta narración, les comentamos que sufrimos nuestra segunda ponchadura después de haber recorrido apenas 5 kms. Después de media hora de solucionar el problema rodamos un poco y nos encontramos con el comedor de Doña Mary, Doña Merry para los íntimos. Ella nos trató de maravilla con unos huevitos con jamón y una quesadilla. Al terminar, nos subimos de nuevo a la carretera y, en medio de la lluvia, bendita lluvia, comenzamos a rodar con todas nuestras energías puestas en salir de Durango. Al filo del medio día entrábamos a tierras zacatecanas y nos aproximábamos al poblado de Juan Aldama, al cual por fin entramos a las 14:00 hrs. Comimos un rico caldo de verduras y guisado con frijoles. Deliciosa comida. En punto de las 15:30 horas reiniciamos hacia Río Grande, ubicado a 65 kms de Juan Aldama, así que dispusimos de todo lo necesario para llegar antes del anochecer. Y sí; lo logramos y hasta tiempo nos quedó para presenciar el segundo cierre de campaña para estas elecciones (no pregunten de qué partido era. Ahora más que nunca, todos nos parecen IGUALES). 
Lo maravilloso: en el restaurante que comimos en Juan Aldama conocimos a Adolfo Torres, un transportista que nos aconsejó no atravesar solos el Distrito Federal. Incluso se ofreció a ir por nosotros cuando estuviéramos a punto de entrar. Y no solo eso, se ofreció a hospedarnos sin pensarlo. ¿Ahora me entienden cuando les platico de la calidad de la gente? Gente y nada más.
Perdón por la tardanza en la publicación, pero las máquinas de los ciber-cafés no furulan muy bien.
Saludos desde Zacatecas, Zac.
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