Powered By Blogger

sábado, 10 de julio de 2010

Dolores Hidalgo - Guanajuato




Dolores Hidalgo, Gto. 7 de julio de 2010.

Todo el día transcurrió medio nublado. El único calor que se podía sentir era el de cierta actividad física que conllevara algún movimiento ininterrumpido. A las dos de la tarde quedaba todo listo para que pudiéramos proseguir con nuestra actividad de nómadas, sin embargo, y como me veo obligado a repetir, en los viajes siempre aparecen detalles de último momento; así que la atención se volvía a centrar en mi compañera. Ya con todo en orden fuimos a comer con la hermana de nuestro anfitrión, quien no se cansó de decirnos durante la comida, "debiste buscar patrocinios". Agradable plática con ella, de hecho, ella fue la única persona que nos advirtió que tuviéramos cuidado con la ruta que habíamos elegido: Guanajuato por la sierra.



Sierra guanajuatense

Después de la despedida de ella y de Luis, otro de los hermanos de Miguel, acudimos a las oficinas del municipio a despedirnos de quien, en ese punto, dejaba ya de ser nuestro anfitrión.
Al fin comenzaba la carretera, una carretera de subidas, de curvas y muy pocas bajadas. ¿La hora de arranque? Cinco treinta de la tarde, al fin y al cabo sólo eran cincuenta kilómetros. Después de dos horas de camino, los estragos de la altura aparecían por primera vez en todo el viaje. el mareo y las náuseas se hospedaban en mí sin mucho ánimo de desaparecer.



Al otro lado de la carretera

Conforme más se recorría, más lenta se volvía la marcha y, por segunda ocasión descendí de la bicicleta para continuar a pie. Kilómetros a pie.
Al caer la noche los nervios armaron un trío dentro de mí, pues ni el mareo ni las náuseas habían cejado en su empeño de mermar el viaje.
Con la angosta carretera y la oscuridad casi total la tensión era permanente. Apenas se escuchaba algún motor o se divisaba alguna luz cercana era señal de que debíamos bajar de la carretera para no ser arrollados. Gran problema, ya que en plena carretera sierreña no siempre existía espacio más allá del exclusivo para los vehículos. Ningún espacio. ¿Alguna solución? O acelerábamos el ritmo o nos orillábamos lo más posible con las manos y los dientes apretados, como si de los dientes y de las manos dependiera nuestro futuro inmediato, el futuro de cinco segundos después que se transformaba casi de inmediato en presente y en un "ya pasó".



En pleno camino

Las subidas se convirtieron en bajadas a casi diez kilómetros para entrar a Guanajuato.
Las luces de la ciudad dieron el aviso de que nuestra actividad nocturna estaba casi completa. Ahora debíamos rodar otros diez kilómetros más para llegar con nuestro siguiente "protector", Beto...


Ya en casa de y con Beto

1 comentario:

  1. No manches Ibri cada cosa que te pasa ahora me doy cuenta de que si te lo tomaste muy enserio todo esto jaja ntc lo bueno es que aparte de que conozcas lugares muy lindos todo esto te dejara es una gran experiencia de vida bueno espero que te valla bien en lo que te falta de tu viaje seguimos en contacto y te deseo mucha suerte y porfaa cuidatee muchooo !!
    Atte.: Abby n.n

    ResponderEliminar